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En febrero de 2000,
un grupo de amigos decidimos editar un periódico que acometiera
contra el mandarinato de los monopolios mediáticos
que predicaban el evangelio del neoliberalismo y la globalización.
Inspirados en Roberto Arlt de una de sus novelas tomamos el nombre
urdimos El Juguete Rabioso, un medio bukowskiano, tanto porque lo imaginamos
y proyectamos en una serie de bares, como porque fue y sigue siendo
una manera de pelear a la contra.
El resultado de todo aquello, pasados ya cinco años, hoy nos resulta
una paradoja. Desde el periodismo alternativo, la aceptación de
los lectores convirtió a nuestro proyecto en una empresa que hoy
edita en Bolivia cuatro medios El Juguete Rabioso, Le Monde Diplomatique
(edición Bolivia), Barataria
y un periódico en Internet: Bolpress.com.
Y, peor todavía, desde hace unas semanas, El Juguete ha comenzado
a circular en Europa.
El compromiso, sin embargo, sigue intacto: proponer un periodismo que
refleje lealmente la realidad boliviana y latinoamericana, en momentos
en que las élites nativas se van convirtiendo en cadáveres
nada exquisitos, mientras van emergiendo nuevos proyectos emancipatorios
en la región.
La redacción
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